lunes, julio 09, 2007

LA ROSA CARMESÍ


Necesito verle la cara a la melancolía de este amanecer, para pedirle la cuenta de las lágrimas que tuvo que sangrar la Luna en aquel último rocío. Noche tras noche, entre nieblas y penumbras dió vida a una nueva esperanza, una nueva flor que dejase atras días de jardines marchitos, inviernos sin pétalos que vestir.

Ese día por fin llegó, el nacimiento de aquella nueva flor, distinta a las demás, rosa de primaveras lejanas, surgida de las cenizas de la desesperación atrapó entre sus petalos de seda, la esencia de la tenue luz de un nuevo día. Así cada nuevo despertar logró besar los rincones ocultos que escondian la más dulce de las esencias florales.

La flor sonreía en su juventud, en cada caricia que recibía, pero aferrada a la tierra de la colorida primavera la bella flor necesitaba alzarse del suelo, llegar más y más alto. Soñaba con beber aquel rocío de los labios de la mismísima Luna. Y así la flor ascendió, y bajo sus pétalos la fragancia cautivadora dió paso al tacto de mil espinas afiladas. Espinas carmesís necesarias en busca de un corazón al que aferrarse que apagase su sed y las alzase un poco más cerca del cielo.

Y noche a noche la rosa fué traspasando el corazón de quien la cultivó, de quien la dió vida en aquellos ya lejanos amaneceres. Las lágrimas de quien la vió crecer cayeron en la tierra teñida de sangre alterando la dulce pasión en savia de dolor, un dolor más profundo que las propias raíces que un día vieron nacer a la más bella de las flores, la rosa carmesí.

1 Comments:

Blogger Mara said...

SUAVE, SUTIL DULCE ...PERO CON ESE TOQUE MELANCÓLICO, AGRIO Y DESESPERADO DEL ALMA DE FROZEN
pRECIOSO WITO
mUAK

10:36 p. m.  

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