Pertenecemos al silencio, al recuerdo desgastado de días pasajeros. Somos la levedad del beso robado, arrancado de nuestra raiz mas profunda. Retazos de vida oculta en noches oscuras y letanía mortuoria bajo luces mañaneras.

Castigados por la condena de un amor maldito, ahuyentamos de nuestas vidas el dolor de recuerdos mortales. No sentimos las lágrimas pero lloramos esclavos de nuestra desdicha. Perdidos y ahogados, suspendidos en leyendas, asi vemos pasar los siglos bajo nuestra pálida piel.

En la penumbra susurramos nombres ya olvidados por el paso del tiempo, los añoramos al igual que lo hace el invierno con el otoño. Somos fantasmas de carne y hueso. Criaturas de la noche, hijos malditos de Lunas sangrientas.

Recordamos para olvidar, para purgar la sangre que redamamos en cada madrugada gris. Porque soñamos con una eternidad alejada del dolor, de la condena, del llanto ahogado. Somos la melancolía hecha beso y queremos que tu sangre riegue nuestros labios. Somos vampiros...