Cada vez que se acercan fechas de exámenes me traslado cada día a la biblioteca de mi barrio a intentar que la teoría y los apuntes entren en mi cabeza. Soy de los últimos que se quedan hasta que la biblioteca cierra sus puertas.
Hoy me quedé a solas en la planta superior, rodeado del silencio, a veces roto por alguna silla chirriante del piso de abajo.
Debo confesarles que la biblioteca de mi barrio es pequeña, renovada eso si, pero muy humilde. Antes de marchar imaginé como serían las bibliotecas de antaño, las que a veces salen en las peliculas. Largas filas de estanterias con multitud de libros, uno tras otro. Me imaginé cómo serían antiguamente, sin ninguna ayuda informática para clasificar cada ejemplar. Me gustan esas bibliotecas con mas de un piso, con escaleras de caracol y estanterias repletas en las que encontrar una obra es una ardua tarea. Montones de libros apilados, muchos de ellos provistos de esa capa de polvo que siempre es seña caracteristica de algún tomo perdido o alguna obra de máxima relevancia. Actualmente todos los libros están forrados y detalladamente clasificados mediante ese "jeroglífico" del siglo XXI llamado código de barras. Como un puzzle gigante, cada libro tiene su sitio, todo debe quedar bien colocado.
Por eso a veces echo de menos la esencia de algunas cosas, hoy día todo es demasiado frío y la modernidad a pesar de sus ventajas hace que muchas cosas pierdan su encanto. Hoy leí que Google creará una biblioteca virtual con mas de
15 millones de libros en una inmensa base de datos. 15 millones en un servidor informatico no mas grande que vuestro salón de casa.A pesar de ser un adelanto yo sinceramente prefiero una biblioteca donde coger un libro y poder ojearlo tranquilamente, sin ninguna pantalla ni claves de acceso.
Esta tarde, apurando la hora límite, recogí mis apuntes y lo metí todo en mi pequeña mochila negra, intentando salir antes de que cerrasen las puertas. Mientras apagaban las luces pensé como debía ser quedarse una noche encerrado en un sitio así (no precisamente en la de mi barrio, en una mas grande por supuesto). Para mi sería como quedarse una noche a solas en un museo, recorrería los pasillos en silencio, a media luz, degustando cada cuadro o cada obra sin mas ruido que el del tic tac del reloj. Fijándome en cada vieja estatua o en cada polvoriento libro intentando palpar un poco mas de cerca la historia que tienen tras de sí.
Pienso que a veces los edificios se transforman, dependiendo si es de día o de noche, todo puede ganar un aire de misterio o adquirir algún retazo de añoranza según el momento en el que estemos allí presentes.
Mañana volveré a la mesa del fondo del piso superior, a intentar estudiar o al menos a que, entre descanso y descanso, se me ocurra algún texto como el que acaban de leer.